Oda al pedo de Quevedo, reescrita a la Bukowski
Oda al Pedo a la Bukowski
En medio del mundanal ruido y la rutina,
En medio del mundanal ruido y la rutina,
el pedo se alza, ¡oh, mi amiga divina!
Un grito del infierno, un himno subterráneo,
rompe el silencio, un canto genuino y espontáneo.
No como las flores ni los versos de amor cursis,
No como las flores ni los versos de amor cursis,
el pedo es verdad cruda, sin misterios ni disfraz,
un suspiro rebelde de las tripas impuras,
una carcajada oculta en el oscuro inframundo de la paz.
¡Oh, pedo mío, liberador de presiones!
¡Oh, pedo mío, liberador de presiones!
Eres la voz de la carne, sin inhibiciones ni razones,
una nota desafinada en la sinfonía de la vida,
un recordatorio de que somos humanos, con tripa y barriga.
Aunque el mundo lo niegue y lo reprima con desprecio,
Aunque el mundo lo niegue y lo reprima con desprecio,
el pedo es un acto de libertad, un grito en el silencio,
una risa a solas en el baño o en la cama,
un placer prohibido, pero real, sin drama.
Así que alza tu copa, brinda por el pedo sincero,
Así que alza tu copa, brinda por el pedo sincero,
el que nos recuerda que somos carne y hueso verdadero,
y en medio de la pompa y la falsa moralidad,
celebremos al pedo, la humana realidad.
celebremos al pedo, la humana realidad.
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